sábado, 26 de julio de 2014

No te vayas tan pronto

No te vayas tan pronto

En qué momento la piel se nos hizo oscura, cuándo fue el último día en que nuestros ojos hablaron en silencio. No te vayas. Quédate. No te vayas tan pronto que ya sé de tu partida. No me la menciones. Quédate y apriétame las manitas como antes, como en los días en que yo iba contigo al mercado . En qué momento nuestros pasos se pusieron tan pesados. Ya sé que no te irás aunque un ave mítica te lleve a una copa de las montañas de tu pueblo. Te quedarás en mi memoria. Estarás en lo que soy y lo que seré. Pero no te vayas tan pronto. Antes quiero una de esas arepas de soja y trigo que aun haces en las mañanas; esas mismas de las que yo tanto renegaba cuando mis pasos eran tan decididos. También me gustaría un beso tibio en la mejilla, uno de esos besos que se convierten en abrazo, ese de tus manos que me hace recordar cuando tu vientre era mi casa. Ya sé que te irás, no me lo digas. Mejor cuéntame qué hiciste cuando tenías mi edad. ¿También te enamoraste y te perdiste en la vaga idea del amor? Sí, yo lo sé. Sé que somos seis hermanos que salimos casi como un racimo. Uno tras otro como las horas. Ya lo sé. No me cuentes esa parte, esa es mi memoria. Mejor dime cualquier cosa. Mejor pégame un regaño de esos que me dejaban quietecito cuando estaba en la cocina con mis hermanos, respirando el olor de las fritas y de la aguadepanela... Echa memoria, recuerdas que decías "sálganse de aquí no demuestren tanto el hambre". Yo lo recuerdo.  Era un regaño dulce porque si nos quedamos allí las tortillas desaparecían. Era dulce porque todos teníamos hambre de niños. No te vayas. Antes espera a que te escriba algo en tu memoria. Antes déjame decir que te quiero con la mesura del mal hijo. Porque no me creo bueno. Antes de que te oscurezcas enciéndeme una velita que ilumine lo que me queda de vida. Elvia, mujer, madre yo soy tu hijo. No lo olvides así ya no estemos en casa como antes. 

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